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¿Cómo cambiará el diseño arquitectónico con el COVID-19?

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17 de mayo de 2020

Durante estos días de refugio en nuestras casas es difícil no fijarnos minuciosamente en el entorno que nos rodea. La parte positiva es que, al menos, los proyectos de «Como hacerlo en casa» están en aumento y, probablemente, tu armario esté mejor organizado que nunca.

Sin embargo, la rápida propagación del COVID-19 ha obligado a que la comunidad del diseño reevalúe el trabajo de sus vidas y lo que podría significar diseñar para un mundo que nunca será igual; especialmente cuando se trata de cómo volver a reunirse y utilizar grandes espacios públicos como aeropuertos, hoteles, hospitales, gimnasios y oficinas.

Rami el Samahy, director de la firma de arquitectura y diseño de Boston OverUnder y profesor en la Escuela de Arquitectura y Planificación del MIT, explica que esta no es la primera vez en la historia que las ciudades y edificios serán reinventados o rediseñados en respuesta a una mayor comprensión de una enfermedad. Por ejemplo, repasemos la renovación de Haussmann del París de 1800, la infraestructura reconfigurada de Londres a raíz de la epidemia de cólera de 1954 y la reacción del Nueva York del siglo XIX a las condiciones miserables de las viviendas. Y ahora, aunque las repercusiones particulares de COVID-19 están por determinarse, algunas ideas ya han salido a la luz.

Por un lado, como señala el arquitecto David Dewane (de la firma de Chicago Barker / Nestor) «los arquitectos se han inspirado para proponer ideas durante esos momentos en los que no tenemos nada más que hacer».

Las oficinas abiertas ya estaban en declive antes de este coronavirus, la tendencia será diseñar «cámaras de trabajo» antioficinas abiertas. Espera que todo lo aprendido con el trabajo virtual contribuya a crear espacios de oficina que permitan un equilibrio de concentración aislada y colaboración productiva y significativa.

Si el trabajo virtual es exitoso, si de hecho somos más productivos, cambiará fundamentalmente la propuesta de valor del espacio de trabajo compartido.

No todos quieren estar en un gran parque social.

Casi todos predicen que los espacios públicos se moverán hacia una mayor automatización para mitigar el contagio, acelerando el desarrollo de tecnologías para evitar contacto: puertas automáticas, ascensores activados por voz, entrada de habitación de hotel controlada por teléfono móvil, interruptores con manos libres al igual que los controles de temperatura, etiquetas automáticas para maletas y check-in y seguridad avanzados en el aeropuerto.

© Robert Benson / Cortesía de Amenta Emma

Los futuros proyectos para la tercera edad, como el de la firma Amenta Emma, con iluminación, cortinas y controles de temperatura con manos libres.

Los diseñadores recurrirán cada vez más a telas y acabados antibacterianos, incluidos los que ya existen, como el cobre, y los que inevitablemente se desarrollarán. También se predicen baños autolimpiables, así como espacios modulares más pequeños que puedan cerrarse a otros huéspedes y al mismo tiempo ser abiertos y desinfectados rápidamente.

Ciertos elementos de construcción que se usan para el cuidado de la salud, ahora pueden encontrar aplicación en otros espacios públicos, como reducir la cantidad de superficies planas donde los gérmenes pueden asentarse o instalarse en sistemas de ventilación. Pero también es muy probable que el diseño de atención médica se actualice. Y si los arquitectos y diseñadores ayudan a las personas a comenzar a pensar en los espacios públicos más como el hogar y menos como el espacio de otra persona, estarán más interesados en tratarlo correctamente.

Si bien el distanciamiento social parece ser una acción necesaria, aunque sea (con suerte) temporal, es razonable pensar que las preocupaciones sobre futuros virus podrían alentar a los arquitectos a diseñar con la vista puesta en espacios abiertos que permitan y alienten a las personas a extenderse.

«Renunciar a la urbanidad y la densidad es la solución incorrecta; después de todo, todavía tenemos un planeta para salvar».

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